¿Por qué hacer flamenco en Tucumán, siendo la cultura de los conquistadores en oposición a lo tradicional de los pueblos originarios? Es importante saber que el flamenco no es la cultura hegemónica de España sino todo lo contrario: nace en un pueblo oprimido, castigado y marginado. De hecho fue utilizado por Francisco Franco para promover una marca de España en el mundo, y no en su totalidad sino sólo los aspectos coloridos y alegres. Desde entonces hasta hoy conocemos el flamenco cliché de abanico, lunares y volados. Hoy en España el flamenco es muy fuerte culturalmente, pero también se ha internacionalizado y ya es universal. Hacer flamenco es también revalorizar la cultura de los pueblos oprimidos.

El concepto que vengo trabajando desde hace unos años es el despliegue y el uso de los elementos en el flamenco, es decir, el mantón, la bata de cola y el abanico se asocian al baile femenino. Mi interés no está en la búsqueda directa de generar algo en cuanto al género de la ropa o de los elementos, sino que sigo un deseo personal de utilizarlos, trabajar con la coordinación y el desafío que implica ejecutar coreografías y bailes completos con elementos de un manejo complejo, que requieren mucha práctica y técnica.

Por supuesto que la utilización de los elementos tradicionales del baile femenino genera una nueva estética, sobre todo porque soy hombre utilizando indumentaria que se supone que es de mujer, y bailo con una estética propia. No busco hacer un baile femenino o masculino (las tendencias actuales ya no van en esa dirección). Que los hombres tuvieran que bailar de una manera y las mujeres de otra es algo del siglo pasado. Hoy en día cada bailaor y cada bailaora van al encuentro de su propia forma de expresarse. Mi búsqueda va por ahí: quiero encontrar mi propia forma de bailar.

Es hermoso tratar de entender la complejidad de este arte genuino que, además de ser bello y profundo, tiene mucho para expresar y mucho para aprender